domingo, 16 de agosto de 2015

Comienza el octavo y definitivo baile

Y aquí me hallo, en la octava semana de mi octava oposición. 

Después del último no apto en mi haber allá por el mes de junio, decidí reflexionar de manera profunda intentando ser lo más crítico posible conmigo mismo para dilucidar qué es lo que está saliendo mal y qué estoy haciendo bien. 

Desde hace unos años he desarrollado una manía un tanto particular que consiste en apuntar todas las horas que voy estudiando diariamente, semanalmente y mensualmente. Cuánto tiempo necesito para estudiarme un tema, los repasos que doy, etc. Gracias a esta locura mía he podido comparar mis últimos cuatro intentos opositoriles extrayendo conclusiones bastante interesantes.

En primer lugar, he comprobado que mis dos últimos intentos han sido un absoluto fracaso en preparación ¿Y cuál ha sido el motivo? El motivo es bastante simple, desde que en la oposición de 153 plazas (allá por 2013), logré aprobar el teórico y la prueba de ortografía me hundió con aquella nota de corte maravillosa de un siete, no he sido yo mismo. De hecho he sido un fantasma en vida, estudiaba porque no tenía más remedio, con una ilusión mermada y un ánimo funambulista. Para lograr aprenderme algo que requiere una hora de estudio tardaba dos, y completar una jornada opositoril decente no era la tónica habitual sino más bien una grata sorpresa bastante temporera por cierto. 

En segundo y último lugar, y relacionado con lo que he comentado, no solo he estado tocado y hundido a nivel de oposición, también lo he estado a nivel personal. Me volví más apocado que nunca, con una confianza en mí destrozada por las circunstancias. Si normalmente soy un chico alegre que le gusta mucho reír y bromear, lo he sido pero en muchas menos ocasiones. Además en este tiempo todos mis amigos y pareja han logrado trabajo y han evolucionado mientras que yo desgraciadamente he involucionado. 

No voy a decir que no me daba cuenta pero siempre tenía la esperanza de que un nuevo día borraría lo acontecido en el anterior y lamentablemente no era así. También soy consciente de que la oposición posterior a ese batacazo del que he hablado, fue bastante peor que esta última, al menos en lo que ánimo se refiere. Tampoco voy a negar que lo que cuento es una excusa, y en este mundillo, las excusas solo sirven para acercarte más al no apto, pero esa excusa realmente ha sido la causa de que me halle en mi octava intentona.

Volviendo al día de hoy, puedo asegurar que las cosas han cambiado bastante. Por el momento, en estas ocho semanas he conseguido ser más constante que nunca (desde que tengo registro de ello je, je, je), noto que asimilo mejor las cosas nuevas y que las viejas vuelven a mi cabecita con presteza. He intentado meter más horas de psicotécnicos, de ortografía, de repasos, además de realizar test semanales. En lo concerniente a mí estabilidad mental creo que las luces han vuelto, obviamente el pasado o los malos pensamientos no se borran de un plumazo, pero cada día que me levanto intento pensar cosas positivas y si algo me sale mal, lo intento ver desde un punto de vista filosófico y si es posible, darle una vuelta de humor al asunto.  No me avergüenza decir que en septiembre intentaré buscar ayuda psicológica para reforzar mi necesario cambio de actitud. Aunque parezca una memez creo que ser feliz es algo que hay que aprender y practicar diariamente, si se trabaja esa mega cualidad la vida puede ser mucho más bonita de lo que nos gritan desde las tinieblas, que en el fondo, creo que todos llevamos dentro.

Y nada más, esta es la vuelta del opositor mundano, pero puedo prometer que este año todo va a ser distinto, que salvo un apocalipsis zombie, catástrofe nuclear, o algo del estilo, mi culo y yo nos vamos a sentar en una de las sillas de una de las salas de entrevista del Centro de Promoción de la DFP en Carabanchel. Y que allí les convenceré para que me den mi plaza, porque creo que me la merezco por todos estos años de sacrificio y sobre todo por la mejor preparación opositoril que estoy realizando (sabiendo que solo puede ir a mejor) en este octavo y último intento.

Me despido ya, agradeciendo la lectura a aquellos/as que dediquen unos minutos de su tiempo a leermeJ. Un afectuoso saludo.

Pd: Mi intención es escribir todos los domingos una entrada nueva para ir contando cómo va el asunto.