viernes, 24 de marzo de 2017

Entre pitos y flautas, casi dos lustros opositando. PARTE I.

Pues eso :), que entre pitos y flautas, y flautas y pitos, llevo casi diez años opositando y he pensado que sería conveniente para la gente que está empezando a opositar, o que lleva tiempo opositando (y puede verse identificado), que sería oportuno hacer una especie de recopilación de pensamientos que tengo sobre el camino del opositor mundano. Espero que os guste.

-La ilusión. Creo que no es fundamental para aprobar una oposición salvo que logres aprobarla a la primera. En mi opinión la ilusión es tan frugal como un segundo. Te desborda el primer año que te presentas (y si no es así tal vez deberías pensar en otra cosa) pero se va diluyendo conforme van pasando las convocatorias. Su aparición se vuelve temporera y casi diría que tienes que sacrificar cuatro cabras y cinco carneros para que vuelva en todo su esplendor. Aun así, he de decir que cuando regresa a tu cabecita es como una suave brisa en un día de calor sofocante, pero tal como viene se va.

-Otro aspecto importante a tener en cuenta es la autoestima. No tienes que verte como el mejor opositor, porque créeme, es bastante difícil que así sea. Si eres el número uno, te aplaudo y casi te venero, pero quizás no seas el número uno porque te creías el mejor. Eres el número uno, porque te has esforzado como un loco por ser la mejor versión de ti mismo, sin mirar al que tienes al lado, solo mirándote a ti mismo, intentando que cada día marqué un pequeño pero importante paso en tu camino opositoril. Porque aquí no valen grandes esfuerzos de última hora, valen los pasos pequeños pero seguros, los pasos constantes, los pasos al frente y si son para atrás, que sean para coger el impulso que necesitas para seguir el ritmo.

Os tenéis que valorar pase lo que pase, porque realmente da igual que no corras el kilómetro por debajo de los tres minutos, da igual que no hagas diecisiete dominadas, ni que aguantes noventa y cinco segundos colgada o que vueles en el circuito de agilidad. Ni que conozcas a la perfección los cuarenta y un temas, ni que los psicotécnicos no tengan secretos para ti. Lo importante es que jornada a jornada tú te vayas acercando a la mejor versión de opositor que puedas lograr. Un opositor es un magnífico topo, que solo va hacia delante y ve poco de lo que hay alrededor. Algunos días vas para abajo, otros vas para arriba, pero siempre sigues avanzando, hasta que un día, sales del largo túnel que has ido excavando con mucho esfuerzo y mucha paciencia, y consigues el soñado apto.

Hay una frase que siempre me acompaña en mis jornadas de estudio, creo que es de Albert Einstein y dice así: "el genio se hace con 1% de talento y un 99% de trabajo". 

- Algo a tener en cuenta es sin lugar a duda el huir de las comparaciones porque pueden hacer mucho daño y muchas veces se basan más en falsas suposiciones que en certezas.

-Que nadie os engañe cuando os dice que es sencillo compaginar una oposición con un vida normal, porque no tenemos una vida normal. Habitualmente vives pensando en la oposición hasta lavándote los dientes, quizás no eres consciente de esto, pero es una realidad. Yo he llegado a tener temporadas en las que me iba a tomar una cerveza con mis amigos y al poco tiempo estaba pensando en la teoría de las necesidades de Abraham Maslow, la disonancia cognitiva de Festinger, la aldea global del amigo Marshall McLuhan y más mierdas que hacían que dudará realmente de mi cordura :). El hecho de estar costeantemente pensando en la oposición suele ser más acuciante cuando van quedando pocos meses para el teórico y piensas que has olvidado absolutamente todo.

-También me ha pasado, que cuando he estado preparando las físicas me he creído el señor más laxo del mundo, me he llegado a volver un poco hipocondríaco tanto con las lesiones como con los constipados a los que les tenía más miedo que una rata :). 

-A mí me ha ocurrido que el resto del mundo no entiende muy bien que te dediques a opositar, piensan erróneamente que puedes apuntarte a cualquier plan porque no tienes un horario estricto ni un jefe que te controle. Y a veces te convencen sus razonamientos, te lías y luego viene la penitencia, y la penitencia no suele ser precisamente liviana. Soy de la idea de que hay que vivir cuando eres opositor pero tienes que tener mucha fuerza de voluntad y cabeza para saber qué planes puedes aceptar y cúando puedes aceptarlos. El problema es que a veces es difícil ser el jefe que te dice: "señor Martínez tiene que concluir el tema de la Dirección General de la Policía y repasar el de Derecho penal I, así que olvídese de la calle". Y sobre todo, cuando llega primavera y hace un tiempo fantasticoso y hasta los pájaros te llaman para que salgas a jugar al parque je, je.


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